Al inicio de curso nos preguntamos qué es educación al hilo del siguiente texto de Fernando Savater:
El educador no es un animador cultural, no es una especie de presentador de televisión que tenga que sonreír permanentemente. El educador tiene que ofrecer una resistencia al educando, pues todos crecemos apoyándonos en lo que nos ofrece resistencia, como la hiedra. Hace falta algo que ofrezca resistencia para que uno crezca hacia arriba y no se desperdigue hacia abajo o hacia los lados, y los educadores somos quienes ofrecemos esa resistencia. Pero la resistencia no siempre es vista como algo grato, sino como algo frustrante. El joven tiene (o cree tener) ante sí una infinitud de posibilidades y el educador frustra muchas de ellas para privilegiar otras que considera más importantes o necesarias. Y ese trabajo no siempre es recibido con simpatía. Uno puede procurar ser lo más grato posible al educando, pero sabiendo que la tarea misma lógicamente te enfrentará con él antes o después.
Esto es lo que piensan algunos de los alumnos sobre la educación en respuesta a las palabras de Savater:
No siempre la educación tiene que estar apoyada en una resistencia que hay que usar para que el alumnado no se despiste de su objetivo. En mi opinión esta táctica trae pésimas consecuencias ya que los alumnos pueden interpretar este método como un castigo, y pueden rebelarse, es decir, que dejarán de hacer las cosas, no pondrán interés etc. Ya que debido al comportamiento y al trato de resistencia verán la educación como un castigo y no como una manera de formarse para mejorar su futuro y así mismos al igual. Ami parecer, la educación debería ser democrática en el sentido de que el trato del profesorado fuera menos estricto y con ello conseguir que la educación sea más motivan te para todos. Con esto, se conseguiría un ambiente más relajado en el que si surgen conflictos u objeciones se podrían solucionar de manera en la que se mire más por el alumno y no tanto por ejemplo, en las normas del centro. Con este método creo que el alumnado tiene más derechos lo que acarrea menos conflictos y mejor actitud a la hora de aprender. lo que posteriormente se reflejará en las notas.
Elisa Mené
´´El Educador no es un animador cultural“ comienza. Un educador debería saber que solo con retos no se consigue apenas respuesta salvo por aquellos que son luchadores por natura, la vida es reto, y simularlo en clase puede ser una especie de prueba, y quien no la supere, permanecerá callado, mudo ante la “educación“ Hay maneras para todo, y es el mismo educador el que tiene que saber compensar los retos para los “fuertes“ y las “sonrisas“ para quienes les cueste un poco más. Pedir individualismo para tantos alumnos que puede llevar un único profesor en el centro sería realmente un reto, seria pedir demasiado. Sin embargo siempre se puede compensar en una clase ambas partes dando oportunidad a lo que es el grupo. Puede con el tiempo que los que eran mudos reten a su educador, dándole una buena lección.
Julia López
El autor habla de la educación como si la figura del profesor tuviese que ser autoritaria, y defiende que parte de la labor del profesor es frustrar posibilidades que considera más importantes, también afirma que tarde o temprano profesor y alumno se tendrán que enfrentar, bien, en primer lugar no estoy ni de lejos de acuerdo con toda esta reflexión, desde mi punto de vista no veo necesario obligar a un profesor a sonreír, pero tampoco a que sea una figura completamente estricta , no hay que olvidar que el alumno está aprendiendo continuamente, y con autoridad no se educa, se adiestra, así pretenden que un alumno pueda plantear con total confianza cualquier duda al profesor sin que un chispazo de temor hacia una figura tan resistente, que vete a saber, (ya que el autor no especifica), hasta que punto llega esa ‘’resistencia’’. Yo creo que la educación debe ser llevada con seriedad pero ya que el primer beneficiado es el alumno debería tener un ejemplo absoluto, incluyendo la actitud del profesor, de igualdad entre profesor y alumno, y otras características que faciliten la enseñanza.
Isaac Del Busto
Es cierto que gran parte del alumnado ve al profesorado como el enemigo. En este texto, Fernando Savater, nos expone esta idea y explica que esto es así porque a veces, nos hemos podido sentir frustrados por los educadores al ver amenazadas ciertas de nuestras ambiciones en la vida. Sinceramente, es difícil encontrar a una persona que no se haya sentido nunca frustrado en estos casos y se haya dado cuenta de que algo no era para él.
Lo que se intenta es aprovechar al máximo posible nuestras capacidades, limitando muchas otras. Estoy de acuerdo, sí, y creo que a nadie le gusta aceptar que no es tan válido como el compañero a la hora de realizar lo que sea. Y entonces es cuando puede ver al educador como ‘’la resistencia’’, el que hace todo eso difícil. Si lo pensamos bien, quizás tampoco sea tan malo darnos cuenta de que no somos buenos haciendo algo, pues nos deja tiempo y ganas para centrarnos en otras muchas cosas que puedan interesarnos y nos sean de más provecho. Pues realmente ¿Hay alguien que sea bueno en absolutamente todo lo que haga? Y aunque lo hubiera ¿Realmente tendría el tiempo o la energía para dedicarse a todo lo que fuera de su interés?
También creo que el hecho de tener un educador es una ventaja. Haber tenido una educación permitirá que sepas manejarte mejor que otros que no la hayan tenido en muchos aspectos tanto profesionales como cotidianos. Es así como un ‘’arma’’ que te facilita la supervivencia, porque al fin y al cabo, ¿Qué somos aparte de unos estrategas luchando por vivir de la mejor manera posible?
Lucía Marín
En este texto, lo que Savater quiere decir, es que, al igual que en todo, para evolucionar, avanzar o mejorar, necesitamos una resistencia, algo que nos haga esforzarnos para superar ese obstáculo y con ello mejorar, y en la educación, esa resistencia, es decir, el obstáculo a superar, es el propio profesor.
Savater considera que aunque resulte frustrante este enfrentamiento entre profesor y educando, es algo inevitable y necesario para el educando.
En mi opinión, él está en lo cierto en lo de que necesitamos superarnos, y para ello superar las resistencias, y también considero, que esa resistencia se puede demostrar de diversas formas. Para mí, la forma de mostrar la resistencia debería ser de una forma agradable, es decir, mostrando la resistencia al educando, pero mostrándole una faceta agradable y de apoyo.
Para mí, la educación es una transmisión de conocimientos de una persona experimentada, hacia otras carentes de los mismos. Y esta transmisión es distinta dependiendo de la relación entre educando y educador, siendo mejor cuando hay una buena relación.
Saúl Alarcón
En mi opinión el autor de este texto está exponiendo su opinión en pro de muchos educadores que adoptan estas medidas, las de frustrar deseos. Dice que el profesor no ha de ser simpático o empatizar con el estudiante, ya sea comportándose de modo más informal o haciendo el “payaso” de vez en cuando. Pero yo personalmente no estoy de acuerdo en varios aspectos como el previamente mencionado. Un educador puede simpatizar con el estudiante y a la vez buscar la mejor manera de darle el soporte para lograr alcanzar sus metas académicas ( aunque esto suene más a un profesor de primaria o ESO).
Respecto a su trabajo de “frustrar” las demás posibilidades que aparentemente todos tenemos es natural que no sea un acto bien recibido, si encima tampoco es alguien simpático. ¿Para qué queremos que un profesor/educador frustre nuestros objetivos? ¿Sólo para que lleguemos a dar lo mejor de nosotros? Pues no, para mí el deber de un educador es limitarse a la enseñanza. Para frustrar nuestros planes y posibilidades ya está nuestra propia familia, nuestra situación económica, el lugar donde vivamos e incluso los límites que nos ponemos nosotros mismos como el esfuerzo, la atención, el interés… Yo creo que los profesores pueden aconsejarnos sobre qué hacer en nuestro futuro; sin embargo, yo no soy un indeciso. La última palabra es mía.
Míchel Hernández
Creo que el autor nos quiere decir que los alumnos vemos a nuestros profesores como un obstáculo para llegar a nuestras profesores como un obstáculo para llegar a nuestras metas. En este caso si que estoy de acuerdo con el autor porque es cierto que los alumnos siempre pensamos en nuestros profesores como resistencias a nuestros objetivos, cuando en realidad normalmente son un gran apoyo.
Sobre la educación pienso que es uno de los valores más importantes que tiene la humanidad. Tanto la educación dada por los padres, tanto por la que habla este texto que para mí en este país en el que vivimos falla. La educación desde mi punto de vista debería ser pública, con múltiples opciones de asignaturas y de carreras, y con un poco más de ayuda económica por parte de los gobiernos, aun que esto último parece un sueño. Hay muy pocos profesores en institutos que realmente quieran estar dando clase, a lo mejor se debería mirar en estos casos, y para este trabajo tan importante, la vocación. Que en estos casos debería contar más que una nota o una carrera. Realmente a un profesor de instituto no se le enseña a explicar o educar, como se hace a uno de infantil o primaria y lo veo algo completamente necesario.
La educación y la sanidad deberían ser dos aspectos en los que un gobierno solo pudiera hacerlas mejorar y nunca recortar en ellas para empeorarlas.
Esther Clavería